Planes de reestructuración: salvavidas legal para empresas en dificultades

¿Qué son los planes de reestructuración y cuándo se aplican?

Los planes de reestructuración constituyen una herramienta preconcursal que ha cobrado gran relevancia a raíz de la reciente reforma introducida por la Ley Concursal (Ley 16/2022). Su finalidad principal es ofrecer una alternativa para que empresas viables puedan superar dificultades económicas, evitando así una declaración formal de concurso que, en muchas ocasiones, podría derivar en una liquidación o cierre definitivo del negocio.

Características y alcance de los planes de reestructuración

En términos generales, estos planes son acuerdos colectivos cuyo objetivo es reorganizar tanto la estructura financiera como operativa de las compañías antes de que la situación de insolvencia resulte irreversible. La legislación actual define estos planes como mecanismos diseñados para modificar aspectos clave del activo, el pasivo o los fondos propios de la entidad afectada. Esto incluye la posibilidad de vender activos, unidades de negocio o implementar cambios operativos profundos.

La amplitud de los planes de reestructuración es considerablemente superior a la de los antiguos acuerdos de refinanciación. Permiten no solo abordar quitas y esperas en los pagos, sino también introducir cambios estratégicos significativos en la organización empresarial, desde modificaciones en la gestión hasta la alteración radical del capital social. Por tanto, constituyen una respuesta más completa frente a escenarios de dificultad financiera.

Momento oportuno para aplicar los planes

Uno de los avances fundamentales es la flexibilidad temporal para recurrir a estos planes. Pueden aplicarse en tres supuestos claramente definidos.

  • Primero, en situaciones de probabilidad objetiva de insolvencia, esto es, cuando la empresa anticipa la imposibilidad de cumplir regularmente sus obligaciones en un plazo máximo de dos años.
  • Segundo, en caso de insolvencia inminente, identificada cuando se prevé una falta de liquidez para atender pagos en los próximos tres meses.
  • Finalmente, se puede aplicar ante una insolvencia actual siempre y cuando aún no se haya admitido formalmente un concurso necesario. Esta temprana actuación permite al empresario disponer de un tiempo valioso para negociar soluciones viables con sus acreedores.

Contenido y medidas aplicables en los planes de reestructuración

En cuanto al contenido, los planes de reestructuración ofrecen una gran versatilidad. La intervención puede afectar tanto al pasivo, activo y fondos propios de la empresa, facilitando una intervención integral y personalizada según las necesidades concretas.

Respecto al pasivo, es posible plantear una amplia variedad de soluciones, desde quitas parciales o totales, aplazamientos, refinanciaciones, hasta la conversión de deuda en capital. Asimismo, los créditos con garantía real pueden ser modificados o extinguidos incluso sin consentimiento previo del acreedor, aspecto muy innovador respecto a la regulación anterior. No obstante, ciertos créditos, como los públicos (tributarios y de Seguridad Social), no pueden sufrir quitas sobre el principal, aunque sí reordenar los plazos de pago.

Intervención en activos y contratos

En relación con el activo y la operativa empresarial, estos planes permiten intervenir significativamente en la estructura interna. Pueden resolver anticipadamente contratos onerosos o modificar contratos vigentes para asegurar el éxito de la reestructuración. Asimismo, contemplan la venta estratégica de activos o unidades productivas completas, lo que facilita obtener liquidez inmediata o eliminar áreas deficitarias del negocio. Los actos ejecutados conforme al plan cuentan con protección especial frente a posibles acciones posteriores de rescisión concursal.

Impacto sobre socios y capital social

Otro elemento novedoso es la implicación directa sobre los socios y el capital social. Se permiten operaciones de reducción y ampliación del capital, así como conversiones forzosas de deuda en capital. Este mecanismo puede, en casos extremos, permitir que los acreedores se conviertan en nuevos propietarios de la compañía, diluyendo o eliminando la participación accionarial original. Por tanto, resulta crucial que los socios reaccionen a tiempo, buscando acuerdos consensuados antes de perder completamente el control sobre la empresa.

Formación y clasificación de acreedores

Para que un plan sea eficaz, es clave la formación adecuada de clases de acreedores. La Ley exige que estos se agrupen atendiendo a criterios objetivos y homogéneos, generalmente según la naturaleza del crédito y su rango concursal. Así, los créditos con privilegio especial, privilegio general, ordinarios y subordinados formarán cada uno clases independientes. Este sistema evita abusos en la formación de mayorías y asegura equidad en el trato recibido por acreedores similares.

Además, existe protección especial para las pequeñas y medianas empresas acreedoras que pudieran verse especialmente perjudicadas. En estos casos, si la quita propuesta supera el 50%, la ley obliga a crear una clase específica para proteger sus intereses y evitar que su voz quede anulada por acreedores mayores.

Mayorías necesarias y cram-down interclases

La aprobación de los planes exige mayorías cualificadas. Generalmente, una clase debe aprobar el plan por mayoría superior a dos tercios del pasivo de dicha clase. En los créditos con garantía real, la exigencia sube hasta el 75%. Solo participan en la votación aquellos acreedores cuyo crédito resulte afectado por el plan.

Si el plan no alcanza unanimidad entre todas las clases, la Ley permite, bajo ciertas condiciones, el arrastre de clases disidentes mediante el mecanismo denominado cram-down interclases. Básicamente, si una mayoría simple de las clases, incluyendo al menos una privilegiada, aprueba el plan, este puede imponerse al resto.

Homologación judicial y efectos

La homologación judicial es necesaria para dotar al plan de reestructuración de efectos vinculantes. Esta aprobación judicial asegura que el plan cumple todos los requisitos legales y que los acreedores disidentes quedan obligados a respetarlo. La homologación impide además ejecuciones individuales contra la empresa, garantizando así un entorno seguro para la implementación del plan.

Conclusiones y recomendaciones finales

En definitiva, los planes de reestructuración representan un mecanismo avanzado y eficiente dentro del derecho concursal moderno español, aportando soluciones prácticas y equilibradas que permiten rescatar empresas en crisis, mantener su actividad y empleo, y asegurar la estabilidad del tejido productivo nacional.

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